domingo, 10 de junio de 2012

Visita al Museo de la UNAM

Temprano como buenos alumnos que somos nos presentamos en las instalaciones del CNAD, todos con cara de felicidad, contentos por la salida al Museo ya que no conocíamos y estábamos inquietos por ir; sin embargo por problemas viales (algo poco común en esta gran ciudad) se retraso un poco la maestra, además nos tenía una sorpresa, llego como santa clausse con varias bolsas y toppers, la apoyamos a subir todo el botín a nuestro barco (Autobús) y como buenos piratas emprendimos el viaje hacia tierras desconocidas, decididos a enfrentar los desafíos del conocimiento.
El trayecto no fue el esperado y tuvimos un nuevo retraso (se supo después que fue a causa de un choque en periférico), la maestra nos fue describiendo como buena guía de turistas las avenidas, edificios y demás cosas que vimos y nos insistió que comiéramos los ricos alimentos que llevo, pero la mayoría había desayunado, así que José y yo fuimos los únicos que cumplimos la encomienda (fue muy placentero, ya que los sándwich estaban para chuparse los dedos), además nos advirtió que una vez adentro, podríamos comer sólo a la salida. Pues bien al llegar todos hicimos cara de Huahu, el museo se veía muy bien por fuera, faltaba ver si iba a estar igual por dentro;
Al entrar pagamos $60 y la maestra dio sugerencias de lugares a donde estaríamos, entramos a una curiosa tienda donde había muchas monadas, para después llegar a una sala donde había varios proyectos didácticos muy buenos, uno en el que participamos todos, fue el de efecto electromagnético, donde nos tomamos de la mano formando un conductor para cerrar el circuito y al descargar una esfera eléctricamente, la corriente paso por nosotros, se sintió feo pero ni modos de rajarme, la segunda vez aguantamos un poco más, pera en la tercera ya nadie quiso, después de esa sala pasamos al planetario donde nos explicaron algunos constelaciones (pude ver mi signo zodiacal).
Pasamos a ver otras cosas y después una señorita nos invito a pasar al área de matemáticas donde un joven y una muchacha muy guapa nos atendieron agradablemente, lo primero que nos mostraron fue la similitud con que utilizaron los cuerpos geométricos culturas tan alejadas, como la zapoteca y griega. Posteriormente vimos el teorema de Pitágoras, continuamos con muchas otras cosas de interés, mas sin embargo lo que me llamo la atención fue el tema de los fractales estudiado por Mandelbrot (tema del que al menos yo, desconocía hasta ese momento), observar cómo, a través de una forma bien definida, se hacían reproducciones mayores de ella y no pude evitar preguntarme ¡esto es parte de un diseño, no puede ser producto de la casualidad!, por lo que a mi pensar esto de la evolución y de la creación no tienen por qué ser cosas separadas. A fin de cuentas podemos ser parte de una creación que para sobrevivir (como la mayoría de seres vivos) ha tenido que evolucionar, en fin es mi forma personal de ver este asunto, pero bien ya me salí del tema; seguimos el recorrido, vimos la campana de Gauss, el triangulo de Pascal y otras cosas para después pasar a otra sala donde hablaban sobre la evolución, el cuerpo humano y la mente.

Nuevamente una muchacha nos invitó a pasar a realizar un experimento, para ello tomaron de conejillos de india al compañero Leyva y a Lilian, los sentaron en una silla giratoria y les pidieron que enfocaran la vista a una cámara, posteriormente les dieron muchas vueltas, llegue a pensar que alguno de ellos iba a vomitar pero no sucedió, al detener la silla, pudimos ver en una pantalla como sus pupilas se movían locamente de un extremo al otro del ojo, como amenazando con salirse, estaban totalmente desubicados (esto fue para indicarnos que el equilibrio no tiene que ver con la vista, sino con una sustancia en el vestíbulo ocular, llamada Indo linfa), continuamos pero para entonces ya era tarde y hacia hambre, así que por último fuimos a una sala donde en el suelo estaba la imagen de la ciudad de México a escala.

Al salir (un poco triste porque me hubiera gustado ver mas) buscamos el autobús (más importante aún, al Sr. Miguel, quien es el que maneja el autobús), entramos al interior del carro a esperarlo (es que como hay mucha seguridad en el lugar, dejo la puerta abierta), al llegar emprendimos el regreso con la ilusión de regresar nuevamente.

Por: AGUSTIN GERARDO GALLEGOS CRUZ.
suertudote80@hotmail.com

1 comentario:

  1. Me parece muy completa tu compañero Agustin, y concuerdo contigo en lo interesante y provechosa que resulto la visita al Museo Universum. Saludos.

    Atte.

    Luis Gutiérrez Cortés

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